SEÑOR PRESIDENTE...

SEÑOR PRESIDENTE…

No sé qué decir. Me faltan las palabras a la hora de dirigirme a usted, y aún así, tengo que ser yo, precisamente yo, perteneciente a una generación que no ha vivido de manera directa todo lo que usted hizo, el que se atreve a hacer esto. Es por ello por lo que no tenga en cuenta los errores y las imprudencias que pueda llegar a cometer. Son tres las preguntas que me están rondando la cabeza, y que, me supongo, serían las mismas que le sobrevolaron en su momento: ¿sabré hacerlo?; ¿por dónde empiezo?; ¿podré acabarlo?
Todavía sigo desconfiando de que esto esté pasando, de que realmente nos encontremos en esta situación. Jamás pensé que algún día tuviera que hacer lo que ahora me propongo, nunca se me pasó por la cabeza tener esta oportunidad. Creo que le están llamando, señor…

Faltan palabras para describir su vida y obra, y, a pesar de todo, eso es precisamente lo que, humildemente, me dispongo a hacer. Comenzaré pues por el principio, por sus orígenes en una familia humilde del pueblo castellano de Cebreros, creciendo en una España convulsa y dividida que necesitaba urgentemente un guía y un constructor que uniera los pedazos divididos de lo que antes fue; aunque en aquel momento nadie se podía parar a pensar que aquel joven abulense sería la persona del cambio. No obstante, en ese período de juventud, no creo que pudiera pensar en otra cosa que en vivir tranquilo con su familia, estar con sus amigos e intentar compaginarlo con los estudios. Pero ya en ese momento se podía entrever algunos rasgos que serían clave en su futuro, y, por tanto, en el futuro de este país. Son su carisma, su don para el liderazgo y la facilidad de la palabra las cualidades con las que fue accediendo poco a poco a diversos organismos, relacionándose con multitud de personas que le ayudarían a ir avanzando en el camino para llegar al objetivo que finalmente consiguió. Sin embargo, corríjame si me equivoco, de todas esas personas con las que mantuvo relación, una en especial marcó su vida personal y profesional, me refiero a Su Majestad el Rey don Juan Carlos I, con la que ha mantenido una relación de profunda colaboración y gran amistad. Ésta relación es clave para entender su labor, ya que fue él quien vio en usted la persona decisiva para realizar el cambio que este país necesitaba, a pesar de que no era una cara especialmente visible por aquel entonces; por ello le encargó una gran labor, la de poner punto y final a la etapa anterior y sentar las bases para levantar el país de las penumbras en las que llevaba ahogado durante cuarenta años… ocho hombres guían a un pueblo llorando… 
Disculpe si le pongo especial énfasis a partir de este periodo, pero jamás se le podrá agradecer lo suficiente lo que usted realizó. En este momento me viene al recuerdo una frase que usted pronunció: “Yo no tengo vocación de estar en la Historia”. A veces la vocación, al ser personal, choca con la realidad, y así queda demostrado, pues usted ya pertenece a la Historia, aunque no lo deseara. Se posicionó en una actitud neutral, olvidándose de su propio pensamiento, de sus propios intereses, para buscar la situación que más favorecería, no sólo a usted o a unas pocas personas, sino a todos y cada uno de los españoles. Tomó la palabra “democracia”, un término prácticamente desconocido en la España de su momento, estudió a fondo su significado, aunque ya lo tenía presente, y planificó perfectamente su establecimiento para un país que lo reclamaba urgentemente. Pero lo que más cabe destacar de esta actuación es, como ya le digo, la decisión, en mi opinión intachable, con la que pretendía establecer esta democracia, sin pensar en lo que anteriormente había en España… a sus hombros llevan algo portando… Esto es, una política de todos y para todos. Cuando se refería a todos, significaba todos. Por supuesto me estoy refiriendo a la legalización del Partido Comunista, algo que era casi considerado un pecado, pero necesario para que se constatara que ésta es una política razonable y completa. Se encontraba por tanto en medio de todo, y eso le trajo más de un disgusto, más de un susto y más de un reproche, reproches que ahora quedan eliminados de la opinión que se tiene de usted. Fue el que consiguió la unidad de esa España dividida; sin desfallecer, aún con todos los golpes que, en mi humilde e ignorante vista, eran injustos; con una única arma: la palabra, necesaria y ejemplar, y con una sensación de soledad muy irónica, ya que por intentar reunir y acercar a todos, no tuvo el apoyo de nadie, al final lo consiguió, y finalmente se aprobó la llamada Ley para la Reforma Política. En este momento me va a permitir que describa la imagen que resume perfectamente este éxito y que refleja las dificultades a las que se enfrentó. Tras ratificar la aprobación de esta ley, usted echó la vista hacia atrás, con cara de satisfacción, de descanso tras esa larga y dura travesía hasta llegar a este momento. Con este rostro de serenidad, la Transición quedó finalmente realizada; con una Constitución histórica, pues fue elaborada y aceptada por consenso de todos los partidos. Y en las primeras elecciones democráticas se le otorgó el justo reconocimiento tras la labor realizada, al ser elegido el primer Presidente democrático tras el franquismo. Sin embargo, la situación no le favorecía, la oposición a su gobierno fue muy dura, el terrorismo aumentaba y los sucesivos acontecimientos que tuvieron lugar durante su mandato propiciaron que dimitiera, aún demostrando que únicamente está en su pensamiento el progreso de los españoles, aunque eso suponga su marcha. Pero usted, por muchas dificultades que se le presentaran, siempre se mantuvo en pie; y un buen ejemplo fue el último día de su gobierno, lo sucedido ese terrible 23-F y su fantástica actuación, enfrentándose a los golpistas y permaneciendo impasible, con gran fortaleza… lo que se oye son salvas de dolor...

Es un ejemplo de un político, y sobre todo de una persona de carácter íntegro, fiel a sus ideas que correspondían a sus palabras y se demostraban con sus actos. Predicó con el ejemplo y por ello su imagen permanecerá siempre como un modelo de actuación, un hombre modelo. Siempre ligado a la gente sencilla, llana, mirando por las necesidades de los más necesitados y por lo que era justo y correcto.
Por todo ello no puedo decir más que gracias. Gracias de todo corazón, gracias por enseñarnos los valores clave de actuación, por ser el padre de lo que ahora somos, por aportar luz a un país en penumbra… Sigue aquí, capitán… 
Gracias por reunir palabra y actuación…

¿Por qué?... Usted tuvo el poder de prometer, prometió y a su vez actuó, algo que es digno de honrar… Sé que no queda mucho tiempo, pero me gustaría seguir… No. No puede ser… ¿Es cierto lo que están diciendo? No. No puedo creerlo… Señor, fue todo un placer… Ojalá tuviéramos más tiempo… Ya mis ojos me empiezan a fallar… 
No puede ser posible… Eran las tres de la tarde… Fue un hombre castellano, de conciencia tranquila, talante ejemplar y carácter cercano. No sé qué más decir de una persona cuyas actuaciones fueron su castigo y a la vez su más alta recompensa… ¿Se oyen ruidos ahí fuera?... Nacido en una tierra ahogada, pobre, cansada, en penumbra, necesaria de un suero que la levantara del pozo en el que bombas e hipocresía la habían metido… ¿Se tiene que ir ya?... Nada ni nadie le pararon los pies; el miedo era su fortaleza, el progreso era su objetivo, la diferencia era el motivo para la unidad, los ciudadanos somos sus herederos… Eran las tres de la tarde… Su religión era la de los pobres, actuó como predicaban, ayudando a todos por igual, pensando en ellos, dando todo a ellos; primero eran los demás, después le tocaba a usted… ¿Qué injusticia, no cree?... Los golpes nunca le detuvieron, mas le daban fuerzas; nunca reprochó nada a nadie, únicamente usó la palabra y el diálogo, pensó en reunir a todos para ayudar a todos; no fue culpa suya la respuesta que le dieron. Las actuaciones de las grandes personas solo se comprenden tras su marcha… ¿Realmente no es mentira?... Ser joven nunca ha sido un impedimento, menos aún para quien tiene tan claro lo que quiere hacer… ¿Está ocurriendo?...  A pesar de las enseñanzas de esa época, cambió balas por voz, sangre por tinta, tumbas por urnas, barrotes por derechos, represión por comprensión, el águila ya no custodiaba al hombre, sino que solo dos leones eran los protectores de la libertad… ¿Tengo que saber qué pasa?... se marcha el hombre, nos deja el legado…

Usted quiso combatir las injusticias y por ello fue injusto el trato hacia su persona; no le importó nada, su objetivo era claro, sus principios eran sólidos, sus pasos eran firmes, sus fuerzas no se agotaban y continuó hasta el final… Oigo su nombre entre sollozos... Entre escombros, sabía qué tenía que hacer, cómo hacerlo y por qué. No es difícil decir que su amor hacia este país y hacia sus habitantes fue inagotable, el reconocimiento de esta nación y de este pueblo será mínimo… No. Me niego a creerlo… Una cosa era lo que usted pensaba, otra cosa era lo que necesitaba España. Nunca actuó por su persona, era el bien general su único interés particular... No puede ser verdad... Nunca tuvo nada, tampoco quería nada más que lo que necesitara, y de la nada lo hizo todo… ¿Es necesario admitirlo?... Con una pluma negra, antes símbolo de opresión, firmó la libertad. Los ejemplos deben de ser imitados… Eran las tres de la tarde… Fue el primero, esperemos que no sea el último… ¿Por qué?... Hubo muchas piedras en el camino, cada una más grande, más dura; sin embargo, el coraje pisa con fuerza. Su voluntad fue su guía… ¿No se puede hacer nada para evitarlo?... No se le puede llamar ambición a querer ser partícipe de lo que uno mismo ha creado. Tuvo el valor de abandonar, nadie sale aunque se lo digan, porque pensaba que era lo mejor, no para él, sino, como siempre, para todos… Era de todos, ¿eran de usted?... No es fácil encontrar a nadie que piense en todos, estableciendo una estructura y unos valores contrarios con los que había crecido… Era normal la desconfianza, no lo tome en cuenta… ¿Aún es de día?... Sé que no le quedaba otra, no era partidario, pero era necesario para llegar a lo que era justo… Eran las tres de la tarde… Acercarse al enemigo para alejarse de su pensamiento… ¿Quiere descansar?... de su paso el pueblo se siente honrado…

En una España de blanco y negro, nace la luz de la esperanza… Eran las tres de la tarde… Cada uno tiraba hacia sí mismo, él se encontraba en el centro, frente a él opositores de todo tipo, en su mente estaba el pueblo… Es difícil… No. No puede ser… Ojalá llegue otro como usted; por desgracia, lo dudo… Me niego, es mentira… Las injusticias se hacen más fuertes con los más justos… Cierro los ojos, no hace falta que usted lo haga… ¿Aún lo escucha?Sin querer fue usted un valiente escribidor de la Historia, las palabras que fueron hechos y ahora herencia… ¿Es ya la hora?... No tuvo oportunidad de descansar; tras el trabajo, llegaron las desgracias… Lo siento… La enfermedad, golpe injusto, innecesario… ¿Por qué?... Su imagen sigue viva, jamás se podrá esconder, nunca… No, por favor no… Fue el cambio, es el hombre, será el maestro… ¿Cuánto queda?... ¿Será posible seguir?... Es difícil, ya lo era, será aún más. Ojalá a partir de ahora le escuchen más… El ejemplo… El ejemplo debe de ser imitado… Es necesario…y su obra debemos continuar…

La espera se hizo muy larga, pero por fin llegó el hombre… No, no lo creo… Todo cambió con usted, todo a mejor… ¿Qué hora es?... Aún falta mucho… Ahora se vuelve a hacer la oscuridad hasta que aparezca su heredero, que solo se parezca, ser igual es imposible… Eran las tres de la tarde… Él  empatizaba con nosotros, no entiendo por qué nadie estaba a su lado… No se vaya, por favor… Empeño, lucha, sacrificio, firmeza,  fortaleza, entereza, honestidad, lealtad, justicia, libertad… ¿Es usted?... Un caballero entre los hombres… Siempre en pie, en contra de lo que no debía ser, de lo que se enfrentaba al progreso, siempre al lado del pueblo, al lado del bien… Es cierto, ¿verdad?... No. No, no puede ser; y aún así… Grandeza en sus actos, su actitud fue intachable... Siempre actuaba por y para la ley, objetivo justo… Transitar nunca es fácil, usted lo sabe, ahora lo vemos… ¿Por qué?... Ahora la ley es su destino, imposible negarla… Eran las tres de la tarde… El sueño de los justos ha llegado… Le noto cansado… La única batalla en la que no se puede desertar… Adiós, mi capitán…