Ho, saleta valo


Ho, saleta valo


¿Cómo imagináis el Fin del Mundo? ¿Creéis en aquellas viejas películas llenas de extraños aparatejos, distópicos gobiernos e infinitos desiertos?
¡Ah no, claro! Tenéis razón, vosotros pensáis en un nuevo planeta, con una nueva Humanidad, heredera de la nuestra, que aprende de aquella triste canica azul, que observan como un cuento que jamás se volverá a repetir. Ojalá ningún otro planeta tenga que vivir estas mentiras...
No; para nada. El Fin del Mundo no es el fin, porque el Apocalipsis no es sino la continuación; un penoso punto y seguido dentro de la mayor Historia jamás contada, y en cuyas portadas solo aparecen anécdotas puestas allí por trémulas conciencias. Pero, por suerte, yo no soy un guerrero montado en una moto, ni una amazona de un mundo acuático, ni  tan siquiera soy un mensaje lanzado a los mares del Universo:
Soy A. Zamenhof; aunque, realmente eso no es así. Las manos que ahora sujetan los cuatro párrafos de mi vida me han querido poner ese nombre; sin embargo, yo no me llamo de ninguna forma, porque, gracias a quien sea, no existo, y espero no tener que existir. Solamente soy un producto de la imagen -que no imaginación- de la cercana realidad.
Podría poner ahora la fecha concreta desde la que se está dejando este miserable lamento, pero prefiero acercarme poco a poco desde la más temprana piedra que se lanzó al aqua, generando las incontables ondas que nos han llevado hasta aquí:
Cuando yo nací, el mundo parecía que entraba en el punto más incomprensible de su existencia: en un día se alzaban los gobiernos más esperanzadores que se habían visto en lustros, y horas después se publicaban amenazas, insultos, calumnias y demás podredumbre, en las telarañas sociales, emitidas, muchas veces, desde esos mismos gobiernos.
En un mismo día, los gobiernos más inhumanos que se habían sufrido en años veían desde sus palacios -ya fuesen reinos o repúblicas- cómo abandonaban a seres humanos a su suerte en la Mar Estigia... ¡Y encima gritaban 'victoria' por ello! Y en ese mismo día surgían, desde los rincones más pobres de la vida, voces que guiaban a esas mismas mujeres, niños, ancianos y, en definitiva, herman@s, hacia sus hogares, compartiendo sus mantas desgastadas, sus panes ennegrecidos, y sus casas okupadas, que, sin embargo, para aquellas familias que venían de un exilio forzado -¡no de vacaciones!- les parecía que eran un milagro sin religión, una ayuda sin raza, un amor sin fronteras...
¡Es que eso mismo es lo que era! Y perdona si me cabreo en este punto, pero espero que recojas con buena letra, y sin perder una sola coma, todo lo que estoy diciendo, porque es insoportable que hayan pasado tantas décadas y sigamos igual.
Y es que, en ese mismo día, en ese mismo momento, en el que vidas humanas se perdían en guerras absurdas, forzando a otras vidas humanas a perderse en el mar de la muerte, y llevando a otras vidas humanas a llorar de risa y a otras a llorar de vergüenza; como digo, en ese mismo momento, había gobernantes que firmaban "pactos históricos", que no eran más que pactos hipócritas: por ellos, y por los que lo tuvimos que soportar:
Mis padres vieron todo ello, mientras llegaban a casa tras varios días en el ala de maternidad. Siempre recordarían la cara del de Corea del Norte, que parecía que pedía perdón mientras firmaba aquellos papelajos junto al Trumpantojo que tenía al lado. Unos cuantos estrechones de manos, banderitas a sus espaldas, hoteles de lujo, cuarenta y cinco mil guardaespaldas para cada uno, mientras en sus respectivos países morían de hambre, frío o derechos sobre las armas. ¿Y si no? Bueno, pues seguro que en otros países se estaría matando en su nombre.
Y no me pongo a favor o en contra de ninguno de ambos; los dos son culpables de la misma hipocresía. Ahora bien, que el repeinado fuera diciendo que ahora es súper amigo del rey comunista me parece del todo asqueroso; tanto como que el gobernante de nombre imposible tuviera que bajarse los pantalones y quitar todas las armas nucleares por el bien del mundo... Ya, claro, como naranjito y sus respectivos antecesores jamás investigaron sobre esa energía pensando en el mismo bienestar humano.
Además, ellos fueron los únicos en matar con esas armas. Al menos, hasta el "Día del Ocaso", como lo quisieron llamar en la prensa, cuando fueron precisamente las armas norcoreanas las que arrasaron media Asia. Pero aún es pronto para hablar de eso.
Lo cierto es que todo lo dicho hasta ahora sucedió en apenas uno o dos días, pero sentaron unas bases que, lejos de asustarnos, nos enseñaron:
La televisión decía que esta nueva generación de políticos, que salían del mundo más profano, sin ninguna experiencia política, eran radicales que iban a llevar a sus respectivos países a la ruina. En parte tuvieron razón. Pero también supusieron una nueva escuela, especialmente, y como no podía ser de otra forma, el maestro cum laude sería el Todopoderoso Dólar:
Trump abrió la boca, cerró las fronteras y desató al mundo: hasta ahora todos sus antecesores habían usado una correcta política y habían sido políticamente correctos, pero Trump no era político ni correcto, y empezó a advertir al mundo de la realidad. Lo llamaron la verdad política. El problema fue que muy pocos quisieron comprenderla, y los informativos solo relacionaban a Trump con lo que él decía y hacía, pero no todos quisieron saber que el muro siempre había estado.
Aquello fue solo una mínima parte, y en el Viejo Mundo pasaba lo mismo: el problema del Mediterráneo siempre había existido, pero solo en estos momentos dedicaban especiales y juzgaban y criticaban. La Unión Europea recibía premios por no hacer nada; las personas humanitarias eran juzgadas por hacer lo que no hacían sus gobiernos; y así con todo.
Cuando un gobernante admitía refugiados lo trataban de falso y populista; cuando uno los rechazaba era un inhumano, pero inteligente porque así no causaba que el resto quisieran invadir ese país, e incluso hacer atentados.
¿Quién era peor de los dos? Ciertamente todos, al menos a nivel estatal e histórico. Como ocurriera con la nueva política que generaban, ahora la Historia también abrió una nueva etapa, y no solo se hablaba de postverdad, sino que, desde algunos minúsculos círculos, surgió la llamada Retour École, incomprensible en cuanto al nombre, ya que surgió en España y se le dio un nombre francés, y redundante en cuanto al sentido, ya que lógicamente la Historia es pasada; sin embargo, esta escuela hablaba de estudiar el "detalle" de la Historia, para evitar hacer generalizaciones que oculten la verdad en un mar de confusión, más aún en una etapa de globalización, en la que todos escribían de todo, y nadie entendía de nada. A ello, se le añadía un segundo objetivo: evitar que la política falsease para sus intereses la objetividad histórica, confundiendo a la ya confundida raza humana, y tratando de encontrar en esos "granos de arena", como los llamaba su fundador, el origen del camino que se veía en el presente.
De esta forma, uno de los primeros granos de arena que se buscaron fue esto precisamente, observar cómo la política europea volvía a ser la culpable del problema mediterráneo: ellos habían usado escuadras y cartabones en África y Oriente Medio; ahora las usaban para calcular los metros de valla que necesitaban para evitar que sus víctimas -antiguos esclavos- no fuesen nunca ciudadanos.

Esto es lo que sabéis, o deberías saber. Hasta aquí vuestro presente e inmediato futuro. Lo que pasará después solo lo sabe Dios... Y yo, que os hablo desde la culminación de un plan que ejecutamos sus herederos:
La escuela de la verdad política trajo consigo nuevas sucesiones de "figurantes" que accedieron a la política, no por su simpatía o sus promesas, sino por su imagen: a veces personas atractivas, otras veces no; pero tod@s ell@s tenían algo en común, que atraía a la gente de a pie, y era que decían la verdad, sin límites políticos, sino la más pura realidad que el mundo siempre ha visto.
Con ello hacían promesas, y recuerdo textualmente, "radicales, populistas, que nos llevarán a un desastre del que no nos recuperaremos". En definitiva, promesas imposibles, utópicas, pero de gran necesidad en una sociedad desesperanzada.
Poco a poco, y únicamente en los países del Mare Nostrum, se alzaron estos gobiernos que, efectivamente, consiguieron llevar a cabo sus promesas, con consecuencias terribles.
Sin embargo, la casualidad, en la que no creo, llevó a que se conjugará un problema mucho mayor: Estados Unidos quebró. Parecía imposible, pero sucedió. A lo cual se sumó el inquebrantable eje Moscú-Pekín, derivado de la sucesión de otros dos hechos que les rodearon: el fin de la guerra -al menos física- en Oriente Medio, tal vez lograda por esa incapacidad de los que antes tenían hegemonía y que ahora veían imposible hasta respirar, aunque con gobiernos muy frágiles y muy militares, pero de gran conexión entre ellos; y el "error coreano", como lo calificó Johnson, que ya os he dicho, y del que no quisiera hablar.
Ante esta situación Europa colapsó, como casi todo el mundo, pero forzó a crear alianzas mucho más pequeñas para reforzarse, y ello llevo a una unidad árabe como no se había visto hasta entonces: el Norte africano consiguió convertirse, junto a la Península Arábiga en el nuevo "primer mundo"; México salía casi indemne, y el retorno de la población hispana llevó a un crecimiento económico con respecto al otro lado del Canal -en vuestro tiempo, Telecinco nunca actuaba para buscar beneficio, sino para dañar a Antena 3... Igualito que el ser humano; tal vez por ello ninguno desaparecen-; la mitad de Asia que trataba de aislarse del bloque contaminado buscó acercarse a estas nuevas potencias... En definitiva, toda esta línea ecuatorial consiguió un irónico equilibrio.

El problema vino después:
El Norte, en general, que hasta ahora había estado viviendo en el engaño y la despreocupación, tanto para ellos como para los demás, se veía con el agua al cuello -en algunas zonas, literalmente-, y huían desesperados hacia el Sur. El problema es que el Sur al que me refiero estaba mucho más abajo del habitual, ya que los antiguos PIGS ahora eran corderos indefensos que también necesitaban la ayuda del "más al Sur": las corrientes contaminantes, las Bolsas hundiéndose, los gobiernos destrozados, el caos y los movimientos anárquicos; todo se puso en contra de la otrora "civilidad", y la civilización -ironías de la vida- buscó su continuidad en el origen de la misma.
África, hasta entonces mina del mundo, todavía ahora un mundo manchado de minas, se convertía en uno de los pocos lugares donde sí se podía ver un futuro.
Muchos hablaron de "venganza histórica"; muchos escribieron sobre los "candados de justicia" que debían ponerse; muchos debatieron sobre las balas que se iban a gastar, y la moral con la que se iba a contraatacar sin ninguna razón.
Yo fui, y sigo siendo del "Grupo Balzac" -aunque algunos nos siguen llamando el "Grupo Lupus", por lo de Hobbes, ya sabéis-, en tanto a que los que fueron débiles debían convertirse en la más feroz de las venganzas.
En mi opinión, y aunque yo me viera afectado por ello, a pesar de que no tuve culpa alguna, o al menos no en aquellos días, no se nos debía dejar cruzar la frontera marítima. Ninguno que no fuese descendiente de emigrantes africanos debía dejársele entrar. Solo los que volvían a su hogar, o al que fuese hogar de sus antecesores, podía entrar en la Federación de Países Norteafricanos.
Pero no. Nada de esto ocurrió, y los respectivos gobiernos simplemente se quedaron quietos. Fue una difícil decisión, que, con mayor o menor aceptación, acataron, pero no hicieron absolutamente nada; literalmente no abrieron sus países, porque, sencillamente, nunca habían estado cerrados, y tampoco pusieron concertinas... Tan solo se quedaron en sus posiciones y recibieron a quienes iban llegando. Sin más.
Lógicamente esto traerá consecuencias muy graves, y no tardarán en producirse revueltas, derrocamientos y persecuciones. Pero, por lo pronto, lo que pudo haberse convertido en una de las mayores catástrofes humanitarias, solo se quedó en los remordimientos de aquellos que, desde su nuevo hogar africano, recuerdan una de las mayores tragedias humanitarias.
Cuando aquello pasó habían transcurrido... No sé, unos 20 años -¿puede ser?- desde lo de las Torres Gemelas. Parece mentira eh, pero ya había pasado tanto, y los que tenían unos pocos años más lo recordaban tan nítidamente.
Pues bien, todo lo que ahora estoy relatando a mi..., digamos mensajero, que será el encargado de transcribíroslo a vosotros, ha tenido el mismo cuarto de siglo que tengo de edad.
Os he dicho que el Fin del Mundo no es el fin, y nunca lo será, pero porque no se necesita tecnología futurista ni paisajes apocalípticos para escuchar un presente -al menos para mí- que tiene una nueva categoría cinematográfica: la eutanasia.
Podéis creéroslo o no. Puede suceder o no, porque al contarlo, lo mismo cambia todo; sin embargo, el que estas líneas sigan escribiéndose, como lo han hecho otras tantas, me predice que nada va a cambiar, porque nada ha cambiada, porque nada cambiará. Aun así, si todo el mundo tenemos un Adán y Eva en común, igual nos podríamos entender con un mismo idioma; igual una sola voz baste para cambiar todo; igual todos somos iguales...
Ya acabo, no os preocupéis, pero me gustaría deciros lo que siempre hago antes de tumbarme sobre el camastro de la casa de Niara y Ahiezer, mis anfitriones, mis salvadores, mi familia: cuando me tumbo, no me pongo a rezar, ni a dar gracias por nada -eso lo hago con quien debo y en persona-; no cuento ovejas ni pienso en lo que he hecho o podría haber hecho. Cada noche, desde la diáspera europeo -no me he equivocado al decirlo-, pienso en lo que me dijo mi padre, cuando me explicaba el porqué me habían puesto de nombre Aylan, poco tiempo antes de que se fuera sucediendo todo:
«Cuando una persona está encerrada en una habitación, piensa que puede ser la mano que cambie todo. Pero, hijo, cuando esa persona alcanza la libertad, cuando ve lo que ocultaban esas sombras, solo desea volver a la paz de aquella habitación. Pero, si no somos nosotros los que soñamos, las pesadillas no cesarán. Sueña, ama y actúa.».




Oικουμενίδη


Oικουμενίδη

Enséñame, infinita Clío, lo que ocurrió en este acontecido mundo, y llama a tu hermana Calíope para poder contar y deleitar al cegado rebaño de cuántos errores seguimos pisando, que ya el pobre Eneas continuó con la tradición del hombre, y la traición de los dioses, y abandonando al único de sus destinos, causó el doble suicidio de cuantos esclavos tuyos has tenido.
Y cuéntame, además, de las labores de los mortales, que cumplen los dos destinos que desde lo alto se encargan, y encarnan la piel de los que escuchan impotentes la imponente voz de una balanza cada vez más vieja, y unos jueces cada vez menos sinceros, pues se puede escuchar la voz de las barbas sobre un trono, mientras ponen un cascabel al resto de monos que nos postramos frente al escabel...
Más allá de las Columnas de Hércules, en el horizonte donde el mundo debiera hallar su ecléctico e inevitable final, se encuentra el indómito reino de Tadoses, el de destinos manifiestos.
El reino de Tadoses se hallaba aislado de todo mundo, rodeado de agua por todos sus extremos, y aunque muchas son las leyendas acerca de su conocimiento, bien es sabido por los expertos del Ática, y las destruidas bibliotecas de Oriente, que solo un rey supo llegar con sus trirremes a aquel imposible lugar: Argantonio, el último de los soberanos del reino de Tarsis, donde las Gadeiras besan los brazos del poderoso Océano.
Según narran los sabios supervivientes del ya desaparecido Tarsis, el pobre rey Argantonio sabía que su óbito se hallaba cerca, pues había visto cumplido su sino, conquistando todas las tierras de su derredor, sometidas otrora por tribus de tierras arenosas; había sometido bajo su cruz al mundo conocido, y sus enemigos, si bien solo durmientes, le habían reconocido su poder.
Pero sabía que el Padre de todos los dioses tenía dos sinos para todos sus hijos, y así se había cumplido desde el fin del Caos, ya que todos los soberanos, desde Teseo, el constructor de civilizaciones, hasta Iskandar invicto, tuvieron que realizar dos trabajos heráclidas: el primero es el sabido, el cumplimiento de la labor humana, la misión terrenal que el Padre quiso para todos, y marcó desde el nacimiento de cada uno, incluso de él mismo.
El segundo es la apertura, la obra que se deja como testigo y que permite la continuación de los tiempos hasta el cierre del sueño babilónico.
En este segundo destino se vio envuelto Argantonio, cuando decidió adentrarse en el hogar tenebroso, en el finis para dejar su marca en las ondas de los tiempos, sin saber que acababa de abrir una caja que había sido cerrada con las cadenas de todos sus ancestros:
En el año señalado, y guiado por los astros, Argantonio mandó a sus mejores máquinas y sus formados hombres para conocer lo que los límites ocultaban... Tan bonitas palabras para un terror que se ha escapado del mismo Tártaro, en una Libertad corrupta, alejada del fuego constructor, de la luz primigenia, donde los dioses son hombres y atacan a hombres; y aún con todo, Argantonio, el de las ibéricas bondades, estaba dispuesto a agrandar su gloria, cayera quien cayera, como habían hecho los tiranos que precedieron en su mar.
Los trirremes consiguieron desembarcar en aquellas tierras, y Argantonio, el de las ibéricas bondades, cumplió su segundo sino; sin embargo, la apertura de aquel nuevo supramundo no evitó que el soberano le pagara a Caronte la deuda de todos los mortales; mas de sus obras y descendencias surgió un nuevo poder, ya no reino, sino imperio, y sus pueblos, vivientes en unas tierras sufridoras de continuas guerras, y conocedores de aquellas nuevos mundos, decidieron navegar guiados por el miedo y las ilusiones, y allí encontraron un nuevo hogar, y eran de Tarsis, pero ya no eran de Tarsis, y sus descendientes seguían rezando a los olímpicos, pero ya no eran olímpicos, porque el segundo sino confiere la bondad del sincretismo, que se va trasladando hacia el oeste, y hacia el oeste se va transformando, y perdiendo su esencia, que en su retorno trae la destrucción:
El celoso Zeus, que se complace en lanzar rayos, vio, como vio en otras ocasiones, pues es Padre y autor de los presagios todos, el poder que se alzaba en el viejo reino del ya recuerdo de Argantonio, y mandó infringir a su más acostumbrado competidor la fuerza de Némesis, y pensando en el desgraciado Ícaro, fue a su hijo Apolo, el que hiere de lejos, esta terrible misión:
El reino de Albrión, el de perpetua niebla, era un territorio puesto al norte de los ríos bárbaros, famoso por su inmenso odio a las tribus godas, y su nueva reina, Belisa, fue elegida para iniciar el nuevo orden olímpico, cuando el carro de Helios se hundió en el mundo no cognoscible, y Nix, la de brillantes secretos, veló nuestra existencia, el Prepotente Cronión mandó a su hijo a cumplir sus mandatos:
ZEUS: Apolo, a quien parió Leto, fúndete en mortales carnes y vestidos, y acércate al hogar de la reina Belisa, la de vírgenes traiciones, e insufla en su ánimo la siguiente orden: «Ah, Belisa, la de cabellos ardientes, reduce la furia de los hijos de Argantonio, el de ibéricas bondades, poniendo tu fe sobre su carnero de oro y plata».
Así habló el Padre celestial; mas su hijo no pudo contener las dudas de tan alto mandato:
APOLO: Oh, Zeus, Padre de los dioses y los hombres, así he de cumplir con todo lo que te pluguiere, aunque en el camino sepa que he de fallar, porque Belisa, la de vírgenes traiciones, no querrá hacer nada que suponga imitar a sus enemigos. Así, terribilísimo Zeus, ¿cómo haré para que el reino de Albrión pueda vencer sin seguir los pasos de los imperios que le han precedido?
ZEUS: ¡Cómo, Apolo soberano, te atreves a cuestionar mis justos trabajos! Mas debes tener razón si así has increpado a tu viejo Padre. Por ello le revelarás el secreto de las espumas, el pilar sobre el que se suceden los soles y sus gobiernos; tan frágil en su esencia, y tan poderoso en su disposición, pues solo él mismo puede vencerse:
»Hace tantos años como puedo recordar, hube de detener a los que en su segundo destino osaban llamarme Júpiter, y en mi nombre abrieron nuevos mundos, que son los que ahora revelan otros imperios; y en la avaricia de esos invictos mortales surgió la madre de estos sistemas, Boudica, de cuya alma surgió el rey Albrión, de nación extendida.
Su propósito fue el de convertir a su pueblo en pueblo, y separó sus tierras del resto del continente augusto, creando el reino que aún lleva su nombre; aunque la avaricia también pudo con este espíritu mortal, y supo convencer mis próvidos intereses para ayudarle en sus expansivas edades:
»ZEUS: Rey Albrión, el de pérfida lengua, escuché tus plegarias y por tu pueblo te daré un regalo en tus propósitos: toma este espejo, forjado por Hefesto, el ilustre artífice, y decorado por la impúdica Iris; con el espejo podrás hacer que las guerras de tus hermanos sean los males de Hades, y hacer de tus guerras, las paces que el mundo busca. El mundo te verá como mi vicario; tus enemigos serán vistos como los despiadados trabajos de Heracles.
»ALBRIÓN: Oh, Zeus, autor de los presagios todos, sírveme de tu poder y had que pluguiera por siempre mi cetro, y que mi nombre se escuchara en los cuatro confines del mundo, como así lo creía mi padre Sargón, y que mil estatuas se construyesen, una por cada acre de tierra que posean mis mapas; y que mi espíritu fuera la guía y la moral con la que se fundaran las ciudades, que debieran de contener los hitos de este reino, que solo al monte Olimpo le debe obediencia; y en tanto a dos mil años que fuese solo el inicio de mi linaje, no haya un lugar sobre el aire y bajo las aguas que no tuvieran que estar bajo el mandato de mi heráldica, con una estrella por cada guerra victoriosa, y un camino por cada capital federada, pues solo hasta ahora ha habido un Magno, y fue desgraciado en sus pasiones, mas Césares han respirado por cientos, y todos reconocieron mi valía, y todos quisieron quedar vinculados a mi sangre, y su sangre ahora ya no existe, y su legado está hecho legajos, sobre los que ahora se levantarán, con tu ayuda, mi poder.
»Así hice entonces, y de su mordisco, cien años de guerra se consiguieron en un mundo tan viejo como cansado; mas de aquello, ahora ya Mnemosine solo puede evitar su fertilidad, a pesar de que en sus palabras pude yo intuir al oráculo de Delfos, pues yo mismo creí darle razón entonces, y ahora y después se la daré, aunque, por ahora, ese espejo, oculto en mis sombrías nubes, usaré para que el río Océano no sea aprisionado por nadie».
Apolo escuchó atento a su progenitor, y tomando el espejo fue a cumplir la promesa que le había encomendado su Padre y Dios Máximo, y acudiendo ya al reino de Albrión fue poniendo vestiduras de heraldo, y se quiso acompañar de un hermoso cerdo, que era el animal patrístico de los mares imperiales, y con todo consiguió penetrar en el palacio, y engañando a todos los soldados, y complaciendo a todas las doncellas, accedió a las estancias de la reina madre -que no lo era-, y como si de un ánima se tratara, dispuso firmemente su engaño:
APOLO: Despierta, reina Belisa, la de vírgenes traiciones, y atiende al mandato de mi Padre, que es también el de los hombres, y tuyo por siempre, pues guía tus pasos.
BELISA: Oh, Apolo, el más fuerte de todos los dioses, ¿por qué vienes a romper mi descanso? ¿Oigo bien lo que me has susurrado? Zeus, que impera en las batallas, me requiere en sus desaires; y yo, como buena hija, reina por siempre que él lo presagie, he de obedecer, y así dime, Apolo, el de argénteo arco, ¿qué debo hacer para no caer en la ira del Crónida?
APOLO: Bien has hablado, y mejor obrarás, si te contienes en esta actitud, pues tu misión es vencer al linaje de Argantonio, el de ibéricas bondades, para que su osadía no lleve a la conquista del mismísimo Olimpo, y por ello debes avanzar dos leguas, cada vez que su pueblo lo haga una; o entorpecerles una cuando quieran avanzar dos, y, en definitiva, evitar una nueva Ilión, entre dioses y hombres.
BELISA: Oh, divinal Apolo, ¡cuantísimo pluguiera complacerte en tales verdades! Que bien es cierto que el poderoso sur está dominando los cuatro costados del río Océano; mas no puedo intervenir sin caer en los mismos fallos que en el ágora les increpo, pues de negra leyenda están cubiertos, y no quisiera cubrir a mi pueblo con ese manto para los tiempos venideros.
APOLO: Hermana mía eres con razón, pues eso mismo le debatí a nuestro terribilísimo Padre; mas supo abrirme cuán equivocado estaba con el regalo que ya hiciera a tu padre, Albrión, el de pérfida lengua, y que ahora te entrega a ti, para obrar como quisieres, cumpliendo la misión del Crónida, sin que nadie pudiera reprocharte más que el que no lo hubieras ejecutado antes: así, te entrego el espejo con el que te elevarás sobre todo imperio mortal.
BELISA: Ah, mi padre Albrión, padre terrenal de mi pueblo; si él ya obedeció a Zeus, esposo de Hera, ¡cómo no voy yo a cumplir con sus porfías! Y solo una cosa te exijo, como hermana y servidora, y es que me enseñes a usar tan magnífico artificio, digno solo de quien lo forjó.
APOLO: Y así debe quedar, pues solo a manos divinas pertenece, y solo a ti se te entrega como préstamo, como la vida misma, y ambas cosas devolverás al Crónida cuando cada una finalices; aunque el uso del primero es más sencillo, pues solamente has de mirarte en él, con rostro de paz y armonía, y cada vez que guerrees o dialogues, o pretendas convencer a tus ejércitos de que lo que hace el enemigo es peor de lo que haces tú, aun siendo los mismos actos, deberás colocar el espejo frente a ellos para que queden irradiados por el falso reflejo, pues ellos se colocan de forma opuesta a lo que el espejo muestra, y tan sencillo ingenio será la más poderosa de las armas.
Y dicho ello, Apolo, el que enardece a los guerreros, desapareció sin que Belisa pudiera haberle contrariado, dejando el artificio junto al lecho de la reina, quien no dudó en usarlo desde la mañana siguiente, venciendo a las armadas, saqueando los puertos, guerreando y dejando guerras abiertas, porque su hálito final llegó, y tras ella dejó trece hijos que la sucedieron, aun habiendo dejado un trono vacío, y es que tan irónica contradicción es solo propia de los más largos animales políticos.
Pero Belisa no cumplió con lo pactado, y no porque no quiso, sino porque a cada generación le toca superar la anterior, y la avidez de sus trece sucesores llevó al saqueo del espejo, que llegó al reino de Tadoses, o al menos a lo que quedaba de aquel vergel, pues se había dividido en tres satrapías: la del norte, para los trece hijos de Belisa, la de ardientes cabellos; una temporal zona gobernada por el linaje de Vercingeto, y el resto quedó para el pueblo de Argantonio, que desde entonces se llamaría Hispal...




BABEL

BABEL

“Siempre se necesita aquello que uno ignora,
y nunca podemos hacer uso de lo que sabemos.”
GOETHE, Fausto

“Houston, tenemos un problema!”. Es lo que debió pensar la persona que se estaba casando, y frente al altar se dio cuenta de que no tenía pareja; o lo que debió pensar un servidor cuando, a la hora de acabar la carrera, repasé si tenía todo lo necesario para obtener el título, y me vino a la cabeza que me hace falta lo más importante: “¿Aprobar?”, os preguntaréis, ingenuos y milleniars, o como quiera que se escriba esa palabreja d. B. (Después de Bolonia, para los que hayáis tenido la suerte de estudiar en la Era de Cristo). No, por Dios. ¿Tener todos los créditos? ¡Eso es absurdo!; sobre todo desde que ya no regalan sartenes. No, no. Lo más imprescindible en este país -donde las matriculaciones de los coches se hacen como Reino de Toledo- para que te den el título es saber inglés.
Ni corto ni perezoso me puse a buscar en la agenda del móvil: ¿Ana Botella? ¡Nah! Prefiero a su sereno primo José. ¿Felipe González? Bueno, el sur de Despeñaperros es precioso, pero no me gustaría llorar como una mujer lo que no supe defender como un hombre. ¿Susana Díaz? ¡Qué acabo de decir! ¿Rajoy?… ¡Oh, Dios, por una vez le entiendo! It's so difficult todo esto. ¿Cualquiera de las personas que se apelliden Garzón? Me gusta, pero no para aprender inglés. ¿El profesor de inglés de Ana Botella? ¡Deja de mirar contactos españoles!
Veamos, la carpeta internacional. A ver… ¿Ángela Merkel? Tal vez cuando no confunda su Reich con Rusia. ¿Isabel II? No, la orden de alejamiento me lo impide. ¿Trump? Ufff, prefiero estudiar el C2 en Rusia, o el C4 en ‘El Pentágono’.
Nada, nada, nada, nada, nada, ¡nada!...
Total, que llegué al único paisano que conocía y que sabe inglés, a fuerza de estar en el extranjero... Bueno, vale, y el único que sigue contestando a mis mensajes en Messenger…
-Julio, I need you!!
Puntual como un alemán, irascible como un español y dispuesto como un holandés (perdonad, pero he de demostrar que aprobé los créditos de Antropología y Etnografía... Y ya de paso Geografía; aunque en estos momentos me pregunto para qué).
Julio se presentó en mi casa con un cuaderno y una lata de cerveza. ¿Os lo podéis creer? En el momento en que más necesito su ayuda, ¡y solo trae una lata!
- Julio, ¿qué tal?
- Ah, ah, in english, please.
- Okey, July... ¿Qué tal?
- I'm good, but your english not.
- My english es perfectly.
- Yes, yes, like Pisa's Tower.
- Yes, yes, como Irak. Anda come in, and empecemos.
Entró, acabándose la lata de trago -y entre nosotros diré que estaba recién abierta-. Nos sentamos en el sofá de siempre y...
- All right, we are going to start with simple things. Tell me what's your name??
- Mi name is...
- Excuse me…- Le sonó el telefono. ¡Increíble! Para una cosa que me sé y nada. Después de colgar empezó lo duro:
- Okey, I'm sorry. Please, describe me this picture. - Entre sus recias, viajeras e instruidas manos había una hermosa captura de nuestro imperial pueblo.
- This picture muestra la belleza de our homeland.
- It says 'town'.
- Si tú say it… - Continué, tratando de buscar palabras para poder atrapar la esencia de los cedros; pero si era imposible abarcarla en castellano, como para hacerlo en albionés-: This town tiene una amazing ciudadela medieval, that it was very importante during la existencia de la Crown of Aragon. De ahí that siga being igual or more important que la capital of toro.
- What do you mean?
- Hombre, its name appear en los carteles of la autovía.
- Okey, okey, okey…
Tras un breve suspiro de desesperación, cambió a otro entretenido juego de cómo podía destrozar la lengua de… ¿Cómo se llama el gran genio de impronunciable nombre? ¡Sí, ya sabéis! Éste que dudan de su talento, y de si realmente fue él quien hizo todas esas obras inmortales. ¡Que sí! Éste que acabaría siendo Gobernador de California… Bueno, no importa...
El caso es que acabaría guardando esa bella foto de un recomendable pueblo, y en su lugar me enseñó la foto de un personaje famoso; de una figura reconocible en cualquier calle y plaza, y no solo de este país, así que no penséis en ningún gallego gruñón; la de un famoso tan grande como phormidable…
- What can you tell me about this man??
- Man?? Really?? Solo man!! This es el mejor and más grande singer de todos los time. En Rusia es more famous that Gorbachov; y Gorbachov is Gorbachov…
- He is only Raphael…
- ¡Que he is only…! -En mi defensa diré que la culpa fue suya, solo suya, y de Roosevelt, pero el que montaba a caballo y empezó la tradición presidencial de veranear por Sudamérica-. Look, he pedido tu help, porque en la friendship he puesto toda mi faith; pero Raphael es más esential en my life que una lengua extranjera.
- What are you saying!
- The inglés puede be paciente; not me.
- It is the language of the future.
- No, it is la lengua del today. En el future we hablaremos en alemán, japonés o coreano; aunque if this última option fuese true, hablaremos por dibujitos in the caverns… Again.
- Are you crazy?
- Yes! ¿Ahora te das cuenta?
Julio, sin poder soportarlo más, se levantó, encarándose hacia la puerta.
- Espera, espera. Sorry! ¿Vale?
Aquella palabra –sincera, porque realmente siento, y así lo siento y padezco, toda esta realidad- hizo que se detuviera en seco, y girara su enorme cabeza hacia este clemente empecinado, aunque no me arrepienta de buscar mi independencia:
- If you want my help, respect my help.
- Your help la respeto.
- And why do you behave like a baby?
- Pensé que ibas to say me “como un socialist”.
- Mmm… Too.
- One, 'too', three... ¡Caramba! - tras un silencio incómodo, recuperé la cordura que caracterizan mis conversaciones-: Because los bebés have the excusa that no hablar.
- It's no so bad to learn English.
- Yes, si te obligan…
En este punto, él sabía que la clase se ponía interesante; y también, que estaba abriendo un debate para volver a hablar en la lengua madre, lo cual era cierto, aunque no me saliera del todo bien:
- The English is the international language -decía, mientras volvía a sentarse-: it's like Latin two thousand years ago, or Spanish when we have an Empire.
- First, el latín aún se hablaba when 'we' have an Empire.
- Why have you did say 'we'?
- You tenías Filipinas? Congratulations, mis grandparents controlaban Argentina.
- And second… - dijo con su ya característico rostro de querer abandonarme en galeras-.
- Segundo, these examples son perfectos to give me la razón de la imposición.
- It's not an imposition.
- Entonces say me qué is.
- It's necessary that you get it!
- El what?
- The B1!
- Touched and hundido...
- You must to prove that we can to learn it.
- I demuestro que I know hablar my matern idioma... ¡We nacimos, we decidimos!
Ante las muestras de continuo desprecio por la seriedad que mostraba, Julio trató de encauzar la conversación; demostrar que me equivocaba y regresar a las lecciones... Todo en vano:
- Stop joking!
- Esto es the South proud!
- The South proud? - me preguntó como si pensara que tenía la bandera confederada colgada en mi habitación, junto al póster de Mecano-: What's the South proud?
- Es burlarnos del North because ellos se creen with more superiority que el Sur.
- Spain is different!
- And close España, Santiago! - En este punto traté de defender como fuese la personalidad peninsular- Spain no es different: Spain is España!
- Naturally, but you must know about other cultures to say about ours.
- I no podría be more de acuerdo -le dije mientras entre dientes me decía que podría aplicarse el mismo cuento-.
-Then... What do you know??
- Ni I do you know, ni I do yo ná. Yo only say lo que pienso.
- And what is this?
- Que me parece illogical that tengamos que to learn English.
- It's not illogical.
- ¡Oh, sí, is verdad! It was so sencillo convencerme. Because, claro, English is the first lan… ¡Ah,no! That is Chino mandarín. Well, será the secon langWow, but si es el español!
- It's the third! -trató de responder con cara de satisfacción, pensando que no estaba en el puesto del etíope-.
- Yes! Y la bronze medal siempre es la winner...
- Don't be sarcastic!
- I'm realista. Dime something
- Okey.
- Do you thing that in British Island, or in any university of the 'occidental countries', they obligate to learn Spanish to keep the career?
- Oh! You have did a perfect sentence.
- Yes, yes. Answers me!
- Mmm
- Obviusly not!
- Bueno, ya está bien – aquel soplo de aire fresco me dio una doble victoria, que se debería intentar en Bruselas-.
- ¿Quieres que sigamos otro día?
- Prefiero enseñarle español a Kim Jong-un.
- Ten cuidado, no se lo tome como una obligación y…
- Ja, ja, ja -sentenció con ironía-.
- Además, with todo este asunto of Cataluña... Se'm dona una miqueta de millor el catalá.
Su cara, un cromo; la mía, el mayor de los monumentos. Y tras todo este breve impasse dispuso lo justo para este momento:
- Anda, vamos a tomar algo... Invitas tú.
Aquella fue la única imposición que acepte con gusto ese día; en cuanto a las lecciones de inglés, digamos que están en procés… ¡Habéis visto! Si es que my English is perfectly! Obviusly!




Agradecimientos: Para write this real artículo agradezco la great colaboration of traductor de Google. A Europe Unión, United Estados, y a todas las unidades que nos separan: ni water...  Ni be my friend...